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  Violencia en el deporte

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A veces la violencia no proviene de las barras, sino de los que tienen que prevenir la misma, osea de la policia, sea por su mal desempeño o por la represion sin justificación. El caso mas resaltante fue el del 21 de Enero de 2001, en el superclasico de un torneo de verano.

Había 34 mil personas en el estadio para presenciar River-Boca. El operativo de seguridad incluyó a 560 efectivos en la cancha y alrededores más 440 en los ingresos a las rutas, las terminales de micros y trenes, las playas y otros puntos estratégicos. Incluso, colaboraron agentes del Operativo Sol. Javier Castrilli, titular de la Comisión de Investigaciones sobre Seguridad en Espectáculos Deportivos, quien no tiene facultades ejecutivas, se instaló en la sala de audio y video del estadio, frente a las pantallas de tevé que le devolvían las imágenes de las tribunas y de las cercanías gracias a ocho cámaras, alquiladas en $20 mil para todo el torneo. Según todas las fuentes consultadas, los hechos fueron así. Deraldo Luziaga, comisario inspector y subjefe de la Policía De partamental, estaba en el campo, frente a la popular de Boca "invitando a los hinchas, a través del diálogo, a retirar dos banderas de Boca más grandes que lo permitido, algo que acceden a hacer". En tanto, Castrilli vio una bandera de Boca en poder de los hinchas de River, en la cabecera Norte. Le avisó a Julián Laiuppa. Este, jefe de la Dirección de Seguridad del Deporte de la provincia de Buenos Aires, estaba a su lado y le contestó: "Dejámelo a mí". Laiuppa fue hasta la popular de River, pidió a los hinchas que sacaran el trapo de Boca. Los hinchas lo rompieron y lo tiraron al foso. A los diez minutos, por handy, a Castrilli le informaron que se había detectado otra bandera que excedía las medidas de dos metros por uno permitidas, también en la cabecera Norte pero con los colores de River. Castrilli prefirió pasar por alto la infracción: "Está bien, no importa", dice. Al mismo tiempo, por una frecuencia diferente de la que Javier tenía en su transmisor, se oyó claramente la orden de Luziaga de ir a sacarla. Luziaga, Ricardo Triches (jefe de la Departamental) y Julio D'Amico (jefe inspector) eran los únicos oficiales autorizados a ordenar algo así. Los infantes cargaron contra la barra de River y, ante el primer roce, lanzaron gases lacrimógenos y asi el comienzo del caos. A esa altura estaba claro que la decisión de meterse en el corazón de la popular de River y con esos fines había sido una barbaridad de consecuencias imprevisibles.     

Inentendible. Incomprensible, estupido, demente...no hay palabras para describir el accionar de las autoridades. ¿Algún día van a entender que las banderas son parte de la fiesta del fútbol?... no pierdan más tiempo prohibiendolas. Ocupense de que en las populares no haya cuchillos y armas. Heridos e imágenes espantosas fueron causadas por este capricho del Juez Victor Perrota, de Javier Castrilli y de quienes operaban y hayan ejecutado esa orden.. Vergonzosa la represión policial, totalmente injustificada. Desastrozo el procedimiento. Vergonzosa la actitud de dirigentes y jugadores de River que hicieron la vista gorda y siguieron jugando un "amistoso de verano" cuando sus hinchas estaban en medio de una batalla campal con la policía. Donde chicos, chicas y familias enteras de todo el país que fueron a ver el partido tragaban y sufrían esos gases lacrimogenos. Los jugadores en vez de acercarse a la tribuna y pedir calma como lo hacen el 99% de los equipos con sus hinchas, no les importó nada y se fueron hacia el vestuario como si se tratará de una situación totalmente ajena. Eso si, cuando volaron un par de butacas al campo de juego el partido se suspendió en el acto, pero cuando en la tribuna todo era descontrol y pánico no. ¿Qué pasa señores dirigentes y señores empresarios de la televisión? Sólo les importa facturar...¿no?

¿Qué se va a hacer con el irresponsable festejo del carnicero Barihjo, eso acaso eso no es provocar aún más violencia, señores del inexistente tribunal de Disciplina? Los hinchas estamos mal con esto que pasó. Día a día la gente tiene más temor de acercarse a los estadios y con este incidente otros miles de hinchas no pisarán más una cancha de fútbol en sus vidas. Gracias Perrota, gracias Castrilli, gracias "Yutas", por espantar a la gente de las canchas y por hacer todas las reglas al revés.

El jefe de la Unidad Departamental de Mar del Plata reconoció que hubo un error policial al mandar a agentes de Infantería a quitarle la bandera a los barras de River, el hecho que desencadenó los graves episodios de violencia. "Fue una decisión equivocada", admitió el comisario Ricardo Triches, "por eso yo mismo di la orden de repliegue".

En cambio, Triches no aclaró quién había ordenado actuar a la Infantería. "Sólo tres personas podemos dar esa indicación. Una soy yo, y no lo hice. Las otras dos son mi segundo, el comisario Deraldo Luziada (jefe del operativo en el estadio) y el comisario Julio D''Amico. Vamos a iniciar una investigación para averiguar de dónde partió la orden".

Triches llamó a hacer silencio a su segundo Luziada, quien estaba conversando con algunos periodistas un rato después de la suspensión del partido. "Así hay una sola voz oficial", le indicó.

Más allá de admitir la falla de la Policía, Triches insistió en que "los hinchas portaban una bandera no reglamentaria, por lo que estaban en infracción".

Otro que habló después del partido fue Javier Castrilli, actualmente a cargo de la Comisión de Investigaciones sobre Seguridad en Espectáculos Deportivos bonaerense. El ex árbitro deslindó responsabilidades respecto del accionar policial. "(La Comisión) no dio, no puede dar y no dará ningún tipo de órdenes a la Policía porque es un organismo asesor y no tiene facultades ejecutivas", explicó.

Por Martín (simplemente un hincha común)

Llegué al estadio unos 30 minutos antes de las 22. Me sorprendió que el playón de acceso estuviese dividido para ambas parcialidades por una valla, increíblemente la Policía de Provincia de Bs. As. había descubierto que el hecho de que ambas parcialidades hagan las filas de ingreso una al lado de otra traía aparejada la posibilidad de que se produjeran incidentes.

Al seguir caminando pude observar que el cuerpo de Infantería cortaba la fila para dejar pasar a la gente por tandas. Obviamente, como era de esperarse, para cortar la fila utilizaban todas las técnicas de "arreo de ganado" existentes excepto los buenos modales. Para completar la imagen unmiembro del cuerpo de infantería estaba parado sobre una paltaforma más elevada con su arma dispuesta a disparar gases lacrimógenos en cualquier momento que se le presentase la "gran oportunidad". Esta última imagen terminó de recordarme una película de la Segunda Guerra Mundial basada en el escape de un grupo de judíos de un campo de concentración. Al instante identifiqué a este sujeto con el guardia alemán de una torre del campo. En fin, creí hasta ese momento que era pura idea mía....

Al pasar el cacheo me encontré con algo insólito. Llevaba una bandera que siempre llevo a todos lados, que dice mi nombre MARTIN, como única leyenda agresiva y en contra de la paz, y la ley. El policía que me revisó me hizo leerle lo que decía y pude observar que evaluaba qué tan agresiva era la palabra MARTIN en un gesto de su cara, para cerrar el colmo, me permitió ingresar mi bandera pero con la condición que le saque los piolines que ésta tenía para ser atada, acción que cumplí a su lado y guardando los piolines en mi bolsillo, para luego poder pasar (total incoherencia). Después de eso me pregunté qué tipo de arma representaban los pobres piolines.

A los 15 minutos de colgar mi bandera en la platea descubierta, personal policial me hizo sacarla, obedeciendo una orden del marginado comisario Deraldo Luziaga que se encontraba dentro del campo de juego. Pude identificar a éste después de que salió en todos los medios. Mientras tanto banderas de Boca, entre ellas la de San Justo, seguían colgadas flamantes en la baranda de la platea del mundialista. No son la reglas parejas para todos? Encima, la bandera de Boca era el doble que la mía, y que todas las de River que hicieron sacar.

Después de eso todo lo que ya sabemos, la guardia de infantería, clara exposición de la ineficiencia de estos animales que se hacen llamar "Policías Bonaerenses" lanzando gases y balas de goma en plena tribuna al segundo de empezar a reprimir, para sacar una simple bandera que no cumplía con las medidas reglamentarias, ya que al solicitarle a los hinchas que no mostrasen la bandera de Boca de "Munro" lo hicieron. En general se debe recurrir a esto después de un buen rato de que los incidentes no cesen. Consecuencia, hinchas desaforados, y con mucha bronca, como todos los que estábamos en el estadio ese día, que se tomaron revancha "echando" a la policía de la tribuna y siguiendo una guerra al mejor estilo Vietnam en al playón de acceso detrás de la misma. Acto seguido, la ineficiente policía lanzó nuevamente gases desde fuera del estadio que cayeron a un costado de la popular y la platea, donde había niños, abuelas, abuelos, madres y padres. Es verdad, un niño de 5 o 6 años perdido representa un peligro latente que hay que reprimir con balazos y gases, como ese que se encontraba al lado mío y había perdido a su tío (al que gracias a Dios después encontramos en la popular) como tantos otros, y que lloraban desconsolados (era desgarrador ver este espectáculo).

Colmo de todo esto: la falta de unicidad de criterio de la policía. Por ejemplo, me pueden hacer problemas a mí para entrar con mi pequeña bandera mientras que la otra hinchada puede entrar con banderas largas y de otros clubes. Esto se observa a menudo en los estadios bonarenses. Por ejemplo vayan a un partido de la B y van a ver cuántas banderas "antireglamentarias" hay. El mismo policía que un Domingo te deja ingresar la bandera, al Domingo siguiente quizás si no tiene ganas no te la deja ingresar. Esto es una clara falta de desorganización y en definitiva también incita a la violencia, porque a quién voy a matar con mi bandera?

Más colmo. Ver la cara de los policías al reprimir. Disfrutan el poder de tener un arma en la mano y reprimir a la gente, niños, niñas, padres, madres, etc. Se creen todopoderosos sobre los caballos o pegando palazos, o disparando un arma. Disfrutan el hecho de tratarte mal, como me sucedión en la cancha de Lanús en Diciembre pasado y como otras tantas veces.

Conclusión, así no vamos a ningún lado. Estoy en contra de la violencia en el fútbol, pero las actitudes policiales terminan generando violencia en contra de los efectivos en, hasta hinchas como yo, que queremos la paz en las canchas. Te da bronca que te traten mal, que te "arreen como ganado" en lugar de facilitarte el acceso al estadio. Que un Domingo puedas pasar con tu bandera y que al siguiente no porque no. Que te trate como delincuente al hacer el cacheo. Que te repriman así porque sí como en el Superclásico del 3-0 el año pasado en la Boca. Que las leyes no sean parejas para todos. Que no sepan prevenir antes que reprimir. Que te insulten mientras te hacen el cacheo esperando tu reacción para reprimir como me pasó a mí y a tantos otros hinchas, incluso le pasó hasta a amigos míos hinchas de otros equipos, en la cancha de Chacarita. Que sean o parezcan tan ineficientes para desterrar la violencia de los estadios. Que entren en una tribuna y te repriman si vos lo único que querés es ver un partido de fútbol y alentar a tu equipo.

Hay que hacer una distinción que es un claro indicador de la actitud de la policía. La hinchada de Boca al ver los incidentes que se producían con los hinchas de River amagó a salir para ayudarlos y defenderlos. Finalmente dejaron un hueco en la tribuna solidarizándose con la gente de River, hecho que la parcilidad millonaria aplaudió.

Abandoné el estadio en el entretiempo, ya que partía mi micro rumbo a Bs. As. y no había podido conseguir otro pasaje más allá de las 0.20 y debido a que corría el riesgo si había más incidentes de perder el micro y no poder ir a trabajar al día siguiente, pero créanme que el clima que se respiraba en el estadio no era de una fiesta del fútbol como un superclásico, sino más bien que parecía una ciudad después de un bombardeo en plena guerra, desolación, tristeza, llantos, etc. A esa altura lo que menos me importaba era lo futbolístico en sí. Poco me importaba el resultado, alguna jugada de Aimar o el Burrito o algún lujo de Saviola.

Pensé que me estaban cargando al escuchar al otro día las declaraciones incoherentes de Gallego, el jefe de policía, y tantos otros. También pensé que me estaban cargando cuando la voz del estadio en el medio de tremenda batalla campal decía que no se vayan porque el partido iba a seguir, claro había que vender toda la publicidad del entretiempo y del segundo tiempo. Malditos empresarios. Ellos contaban su dinero mientras otros contaban que habían salvado su vida en la sala de un hospital. También me sorprendió que los jugadores continuaran jugando y que al salir nuevamente a la cancha hicieran oídos sordos a quienes les pedíamos que se retiraran desde lo más bajo de la platea a gritos.

En fin, espero que esta barbarie algún día se termine, y que los policías reflexionen acerca de su accionar. Será mucho pedir?

Saludos a todos, Martín


Con esta Policía la violencia nunca se acabará

Todos hablan y hablan de la violencia. De como prevenirla, que el operativo cuesta $30.000 o $50.000 pero no se dan cuenta que cuantos más policías, más violencia hay en las canchas. Lo ocurrido ayer en la cancha de Boca, no fue la primera ni la ultima vez, pero como siempre fue bochornoso. Media hora antes del partido cuando miles y miles de hinchas millonarios hacían su ingreso, en forma totalmente tranquila y pacifica, por la calle Puerto de Palos los "animales disfrazados de azul" no tuvieron mejor idea que detener por casi media hora el paso de la gente. Consecuencia, el partido estaba empezando, los hinchas desesperados con sus entradas en la mano y como siempre los policías pegando, lanzando gases lacrimógenos y reprimiendo con sus caballos indiscriminadamente. Jóvenes inocentes, mujeres con sus chicos y ancianos tuvieron que vivirlo también.

La policía golpeó y reprimió a mansalva por algo que ocasionaron ellos. Son especialistas en detener a la gente y agolparla hasta que se acumulen miles y se impacienten. Eso es lo que mejor les sale, son especialistas para ocasionar amontonamientos y amenazar con palos y gases. Son especialistas en la "no aplicación del sentido común", disfrutan al máximo pegar con sus palos y lanzar gases y eso se refleja en sus rostros que en esos momentos dibujan unas desagradables sonrisas. Arriba de sus caballos y con sus armas en mano se creen todopoderosos y no dan lugar al diálogo a nadie.

Pese a todo esto los medios hacen la suya. Son sus cómplices, ni una cámara había filmando lo que ocurría, ni un fotógrafo tomando fotos. El único personaje que se pudo observar fue Pipo Cintes del programa River Monumental (AM 950), que en medio del desconcierto empezó a ordenar a los hinchas de River y los hacía pasar de a uno. El sólo hizo el trabajo que momentos atrás diez policías armados hacían.

Si esto no es una incitación a la violencia, ¿qué es?. Peor predispuesto no se puede entrar a un estadio. Así cada vez más y más gente se aleja de las canchas. Periodistas, dirigentes del fútbol y políticos son cómplices de esto. Como siempre al hincha lo dejan de lado, y como siempre el hincha deja todo y su pasión lo hace ir para adelante y bancarse todas la injusticias.

Fuente: El Aguante de River.com

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