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  Violencia en el deporte

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ESTA NOTA LA PUBLICO CLARIN. MAYO 2000.

La barra más temida

Sus rivales los respetan y les temen como a nadie. "Los Borrachos del Tablón", la barra brava de River, están en auge

River no sólo tiene un buen equipo: también —por llamarlo de alguna manera— cuenta con una buena barra brava. En este arranque de siglo, la barra de River —conocida como "Los Borrachos del Tablón"— es la mejor organizada, la más violenta y la más respetada del fútbol argentino: siembra terror por donde pasa, sea una cancha de fútbol o un acto político. Tiene muy bien ganada la fama de la barra más temida. Cuando Boca va de visitante, su barra avisa a la comisaría de la zona por dónde y en qué va a ir hasta allá. En cambio, la de River jamás levanta el teléfono para anunciar su recorrido. Por lo tanto, no hay indicios de cómo llegará hoy hasta la Boca. Durante mucho tiempo, los barras de River hacían la repartija de entradas en Excursionistas (cuando se jugaba en el Monumental) o en la placita Serrano, en Palermo, o en una cancha de Constitución y Pichincha, cuando el equipo era visitante. Pero no siguen esta metodología y se cuidan de dar pistas sobre su organización. Lo que sí se sabe es que "Los Borrachos del Tablón" están en auge, como alguna vez lo estuvo la barra de Boca. Pese a encontrarse actualmente enfrentados con algunos dirigentes, estos hinchas se pasean seguido por el club. Ocurre que muchos son socios y hasta se juntan a hacer "fierros" en el gimnasio. Hay quienes dicen que, alguna vez, visitaron la concentración del plantel en el primer piso del estadio. Integrantes de otras barras confesaron tenerles mucho respeto a los de River. De hecho, en 1990, los dirigentes recurrieron a los carapintadas para sacarlos del club, pero ni así pudieron. Las otras hinchadas los acusan de poseer contactos políticos de buen nivel y tener ayuda de algún empleado de la SIDE y de la Policía. Y dan este ejemplo: "Una vez, los de Platense robaron banderas de River de un auto estacionado en Cabildo. A los dos días las debieron devolver por gestiones de la Policía". Se dice, además, que tienen una zona liberada donde hacen y deshacen a piacere: la avenida Lidoro Quinteros, entre Figueroa Alcorta y Libertador. Además de quedar en manos de los vándalos a la salida del estadio, el público nunca está a salvo en la popular. Allí suelen abundar los robos, sobre todo en los partidos de la Selección, cuando van hinchas sin "cancha". Lo que hay que reconocer, aseguran los rivales, es que son innovadores. En el 96, ante la "U" en Chile, empezaron a usar el gas paralizante: ahora es parte del equipaje de mano en los viajes. A propósito, a Tokio (ante la Juventus) fueron 40 barrabravas; a Francia 98, 15. El último tour fue a Paraguay, contra Cerro, hace diez días: avión a Posadas y micro a Asunción. El Diariero (Edgar Butassi) y Luisito (Luis Pereyra) abandonaron el grupo tras las investigaciones que señalaban a la barra de River como la que mató a Cristian Roussolis, un hincha de Independiente. Los líderes actuales son Alan y el Mono, secundados por el Zapatero, el Gallego Chofitol, Pacha, Kevin y Tío Rico. La mayoría vive en Fuerte Apache, Budge y Merlo (Deportivo Merlo es al que se "ayuda" en el Ascenso). Tras las renuncias del Diariero y de Luisito, los robos se hicieron más frecuentes que nunca. Así como antes la barra los evitaba, ahora un tal Julito incentiva a robarles a los demás hinchas. Aparte, "Los Borrachos" venden su violencia organizada a algunos políticos y se guardan parte del dinero que hacen los "cuidacoches". Para alimentar la leyenda, Alfredo Davicce declaró en Olé en 1998 que la barra "vende falopa debajo de las banderas. Están todos filmados...". Allegados a los barras apuntan a un cabecilla, Tío Rico, como el proveedor de las drogas. Más allá de la vieja y la nueva guardia, la barra más temida llevará hoy a la Boca a todos sus "mejores" hombres.

 

Para Cuidar el negocio

Los allegados a las barrabravas dicen que, a veces, tanta violencia termina perjudicando a los mismos barras. "Con semejante lío, ellos también dejan de ganar dinero", afirman. Por eso, las barras de distintos clubes tuvieron cordiales reuniones al menos cuatro veces en los últimos tiempos. Allí, en lugar de reiterar las amenazas de cada domingo, dejaron de lado su costado violento y se encontraron para tratar de mantener vivo su gran negocio. En la mañana de hace dos domingos, cuando los torneos de fútbol estaban suspendidos, barras de al menos diez clubes se reunieron en un bar que sería Los 36 Billares, en la Avenida de Mayo. El encuentro fue confirmado por fuentes policiales, un simpatizante y un allegado de las hinchadas. Según un barra, hubo "estado deliberativo; se está perdiendo mucha plata por el paro y nos pidieron que paremos la mano o nosotros también vamos a quedar afuera". Asistieron referentes de Boca, River, Racing, San Lorenzo, Chacarita, Chicago, Platense y Banfield, entre otros equipos. El impulsor fue La Vieja, un barra de Banfield que albergó en su casa a José Barritta cuando el ex líder de Boca estuvo prófugo. Los jefes de las barras de Boca y River se reunieron en 1998 para un supuesto "pacto de no agresión". Por el lado de Boca fueron Silvio, Rafael y Fernando. Por River asistieron Luisito, Chofitol y Alan. Según alguien cercano a Boca, en 1999 volvieron a encontrarse, pero esta vez para compartir un trabajo. "Fueron custodios en un recital de Luis Miguel en Vélez. Los de segunda línea estuvieron en las plateas y los más poderosos, en el VIP. Era gracioso verlos", dijo esa fuente. Esa "amistad" se expresó en Francia 98, donde convivieron barras de River, Racing, Boca, San Lorenzo, Independiente, Central, Chacarita, Defensores, Banfield, Morón y Platense. "Compartimos hoteles y viajes. Nos llevamos tan bien que nos preguntábamos por qué no repetíamos ese trato en Argentina", reconoció un barra de Chacarita. A través de sus buenos vínculos con la dirigencia política, barras de distintos equipos también trabajaron sin problemas en ese ámbito. En el ex Concejo Deliberante porteño se desempeñaron integrantes de distintas hinchadas. Por ejemplo, Santiago Lancry —uno de los jefes de Boca—, Luis Pereyra —hasta hace poco, líder de River— y el Cordobés, de la barra de Racing. La amistad entre Lancry y Pereyra nació con la vinculación que tienen con el radicalismo. "En el ex Concejo trabajaron varios barrabravas de Boca", reveló la fuente.

 

Barras: la oscura mano de obra de muchos políticos

Es una relación que se aceita cada vez más. Para los violentos, ser contratados por políticos o sindicalistas es prácticamente una nueva y rentable profesión.

Si no te dan una mano estos muchachos de las barras, es difícil que puedas ganar una elección". El que habla —bajo estricto pedido de reserva de identidad— no es un dirigente de fútbol: es un dirigente político. Y esa mano que menciona no es ni la vieja y querida "gauchada" ni tampoco la que se arregla con un chori y una Coca: es mano de obra violenta que los candidatos políticos contratan y pagan en épocas de elecciones. Sí, los barrabravas modernos han convertido lo que alguna vez fue pasión por un club en una verdadera profesión. Que no requiere títulos oficiales, que tiene un alto grado de riesgo y que —en muchos casos— está bien remunerada. Entonces, los que el sábado o domingo son barrabravas futboleros, en la semana pasan a ser mercenarios que se venden al candidato que más pague. Poco les importa, en verdad, las cuestiones ideológicas: los muchachos hasta aprenden a cantar, aunque desentonada, la marchita del partido que los mande a llamar. El hombre que está frente a Clarín tiene treinta y pico años, mucha cara de bueno y está dando sus primeros pasos en política. En 1999 fue precandidato a intendente de un importante municipio del Gran Buenos Aires y da a entender que, en la interna de su partido, aceptó la ayuda "interesada" de hinchas de un club de Ascenso de la zona. Pero su rival fue más lejos aún: alquiló el servicio de "Los Borrachos del Tablón", la barra de River. Este último, finalmente, ganó la interna. Dicen que, por entonces, la pesada banda de River copó el distrito a cambio de unos 25 mil dólares: pintó paredes, pegó afiches, hizo flamear banderas y garantizó el orden en los actos del precandidato. Y, por sus contactos en las villas, el grupo de acción "arrimó" a las urnas miles de votos. Según algunos punteros barriales, el profesionalismo con el que actuaron "Los Borrachos" asombró. Con una organización y una estrategia "militar" impecables, recuerdan que por las noches llegaban a trabajar en un colectivo y que siempre contaban con dos autos de apoyo. Una noche chocaron ambos sectores en una pintada: hubo un herido de arma blanca y un militante resultó baleado. El hecho, según los entendidos, no es algo atípico: forma parte de las reglas de juego de la política contemporánea. Pasa en las elecciones de clubes y en las gremiales, municipales, provinciales o nacionales. Así no debe sorprender que, pegaditos a un candidato con pinta de santo, aparezcan barrabravas o ex barrabravas. El Gitano, un conocido "hincha" de Independiente, supo aparecer en las publicidades de TV que el ex gobernador Eduardo Duhalde hizo para su campaña presidencial. ¿Cómo se hace el contacto con las barras? A través de punteros zonales o de dirigentes políticos que están en los clubes: casi todos los equipos tienen algún dirigente que fue, es o quiere ser político. El gremialista y ex diputado Roberto Digón es vicepresidente de Boca. Al "metalúrgico" intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, se lo vincula con Estudiantes (BA). Los últimos presidentes de Racing —Juan De Stéfano, Osvaldo Otero y Daniel Lalín— ocuparon puestos en distintos gobiernos. "Los dirigentes y los políticos se valen de las barras y las usan", afirma Miguel Angel Pierri, abogado de algunos integrantes de La 12. Lo cierto es que la angostísima calle que separaba la vereda del fútbol de la vereda política ya no existe: cada vez hay más lazos entre los sonrientes candidatos, los clubes y los violentos. Por eso ningún rumor sorprende. Se dice que barras de Chicago y de River trabajaron juntos para el ex ministro Carlos Corach. Que un barra de Boca le cuidó la oficina a un radical mientras éste ayudaba al entonces accidentado ex presidente Raúl Alfonsín. Que Muchinga, un ex barra y ex bufetero de Chacarita, es ahora custodio de Armando Capriotti, vicepresidente del club y concejal de San Martín. Que, por exhibir la bandera "Scioli en el deporte", la barra de Boca recibió 2.000 pesos. Lo declarado por Julio Grondona a la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados no suena ilógico: "¿Cuántos empleados hay en esta casa (por el Congreso) que pertenecen a las barras bravas?", se preguntó hace unos días el titular de la AFA. Tal vez se refería a barras de Defensores de Belgrano, Racing, Quilmes y Argentinos, entre otros equipos, que figurarían como empleados de la biblioteca o de la imprenta del Congreso, un edificio histórico al que sólo van los días 29...

 

La complicidad sale a la cancha Hay jugadores y entrenadores que conocen a los barrabravas y que colaboran con ellos. Hay dirigentes que "adoptan" a los violentos. Los códigos peligrosos.

Ramón Díaz tenía una relación bárbara con "Los Borrachos del Tablón". Dirigentes antirramonistas lo acusaron de "comer asados con los barras y darles 20.000 pesos por cada mes". ¿Y el plantel de River? Para no hacerlo en el estadio Monumental, en octubre del 99 se reunió con la barra en el club Hípico. Los barras les agradecieron a los futbolistas que los hubiesen acompañado a llevar juguetes a un hospital y, ya que estaban, los jugadores les presentaron a los refuerzos.

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