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  EN BANFIELD SE DESATO LA LOCURA ANTE LA PRESENCIA POLICIAL

TODO COMENZABA TRANQUILAMENTE. LOS HINCHAS SE PREPARABAN PARA RECIBIR AL EQUIPO.

Segun OLE. La barra brava de River no se bancó la goleada y chocó con la Policía. El partido se suspendió. Un hincha perdió un ojo al recibir un balazo de goma. Descontrol. Fue un descontrol.

La gente de River copó la popular de Banfield con todas las de la ley: llegó con decenas de banderas de dos metros por uno como exigen en la provincia de Buenos Aires. También superó los cacheos de la Policía sin incidentes y se acomodó en la tribuna visitante. Canto va, canto viene, lo único extraño del primer tiempo fue que no devolvió cuatro pelotas que cayeron ahí. Igual, el árbitro Claudio Martín pidió más y todo siguió... Hasta los 21 minutos del segundo tiempo, cuando el árbitro suspendió el partido.

¿Por qué? Banfield lastimaba con goles y la barra brava de River empezó a complicar la tarde. Un integrante de la hinchada hizo un hueco en el alambrado, entró directamente al campo de juego, se robó otra pelota y le pidió el buzo a Comizzo. Ahí, el árbitro percibió que había gente subida al alambrado y le pidió al comisario Roberto Díaz que los hiciera bajar para evitar la suspensión. Pero todo quedó en el intento. "Pensé que era la típica avivada de subirse al alambrado para provocar que el partido no siguiera", contó Martín. Desde el arco, Angel Comizzo le hacía señas al árbitro para que continuara el partido. "Si lo frenás, es peor", le dijo. Martín volvió a hablar con el jefe del operativo para que pusiera policías detrás del arco, tapando el agujero, pero la Bonaerense decidió entrar a la popular visitante a hacer un cordón entre la gente y el alambre. La barra ya había logrado que la mayoría se bajara del tejido aunque la presencia de la Policía en la tribuna los enardeció. Y pasó lo previsible: los hinchas no se bancaron el ingreso de la Infantería y se armó la rosca. Forcejeos, gases lacrimógenos y balas de goma.

Cruces. El humo todavía bañaba a todos y la suspensión era un hecho cuando varios opinaron. "Todo el quilombo vino por él, metió a la Policía al pedo", dijo Comizzo sobre Martín. A lo que el juez contestó: "Que diga lo que quiera, un problema así lo debe controlar la Policía, no los jugadores". Demichelis también habló, y fue el más sensato: "Reaccionaron porque no fue adecuada nuestra actuación".

Polémica aparte, Martín opinó que "con un hueco en el alambrado, con tanto lío en la tribuna, no se podía seguir". Ya entrada la noche, una importante fuente de Seguridad en el Deporte de la Provincia dijo: "Cuando Banfield empezó a golear, sabíamos que podía pasar esto. Los de River no se bancan las derrotas". Y agregó: "La mayoría de los detenidos son de Los Borrachos del Tablón y al resto los tenemos identificado por los videos". Según informó la Policía Bonaerense, fueron detenidos 10 mayores y 3 menores. Hubo tres heridos con bala de goma, uno de los cuales perdió el ojo izquierdo (Daniel Orellana, 29 años, de Hurlingham) y fue atendido por el doctor Luis Seveso en el vestuario. Seis policías resultaron con heridas cortantes (ninguno grave).

Domingo Díaz, vicepresidente primero de River, aseguró después que "no se debió jugar en esta cancha". En cambio, el presidente Aguilar dijo que "la cancha estaba bien habilitada".

¿Y ahora? Olé averiguó que, en su informe, Martín responsabilizó a los hinchas de River por la suspensión del partido, lo que le puede traer problemas en el Tribunal de Disciplina: actualmente tiene cinco y media amonestaciones y con estos incidentes podría recibir seis más (un antecedente: a Lanús, por la suspensión ante Banfield, le dieron seis). Sumaría así 11 y 1/2 y quedaría al borde de la desafiliación...

LOS HINCHAS INGRESANDO AL ESTADIO. LA PRESENCIA POLICIAL ERA IMPORTANTE.
Segun CLARIN. El caos del River-equipo se trasladó al River-hinchada y la goleada histórica fue decorada por lo peor: el partido se suspendió a los 21 minutos del segundo tiempo por incidentes entre la barra brava visitante y la Policía que incluyeron balas de goma, gases, piedrazos y feroces peleas cuerpo a cuerpo. Un hincha de River (Daniel Orellana, 29 años, de Hurlingham) "perdió un ojo por un balazo", según confirmó el doctor Miguel Grisentti, de la guardia del Argerich, uno de los hospitales (Gandulfo y Santa Lucía) por los que pasó antes de ser internado en la Clínica Suizo Argentina, donde al cierre de esta edición era operado. Hubo otros tres heridos y catorce detenidos. A su vez, según el comisario Roberto Jorge (jefe de la Departamental Zona Sur), ocho efectivos resultaron lesionados.

Todo comenzó cuando Banfield ganaba 5 a 0. Detrás del arco de Angel Comizzo, un grupo de hinchas rompió el alambrado. Uno entró al campo, robó una pelota y volvió a la tribuna. Siguió el juego porque un par de policías tapó con sus cuerpos el orificio. La historia se complicó a los 17, cuando una pelota cayó en la tribuna visitante, un hincha de buzo con capucha azul la capturó y no la devolvió. Era la séptima que caía allí y era robada. Claudio Martín llamó al cuarto árbitro, Patricio Loustau, deliberaron unos segundos, apareció otra pelota, y el encuentro continuó.

Luego de que Comizzo sacara al corner un cabezazo de Colautti, a los 21, Martín volvió a frenar el partido. Varios hinchas de River se habían trepado al alambrado, mientras por el hueco un hombre de camisa celeste asomaba la cabeza y gritaba: "Basta, no jugamos más". Otro hincha de campera negra y gorra del mismo color le pedía como regalo el buzo a Comizzo.

El arquero de River era el más inquieto. Quería calmar la situación tratando de convencer a los hinchas para que descendieran del alambrado y a Martín para que no suspendiera el encuentro. "Hay que seguirlo, hay que seguirlo", le rogaba al juez. "No podés pararlo ahora. Es peor".

En ese instante, dos columnas policiales ingresaron a la popular de River. Y ahí empezó lo más grave, lo que narró Claudio Sintes, un periodista de radio El Mundo que cubre la campaña de River y que estaba en esa tribuna, a un par de metros del hueco hecho en el alambrado: "Yo vi muy bien cuando la barra obligó a bajar a los que se habían subido al alambrado, pero apenas entró la policía, todo se descontroló. Era un infierno. También volaban palazos, piedrazos, de todo. Hasta que de repente la policía comenzó a irse, pero tres no se dieron de cuenta de esa orden, fueron encerrados por los hinchas y recibieron una paliza. Yo vi a cuatro hinchas heridos. Tres por balas de goma, dos en un ojo y otro en varias partes de la cara. Y el cuarto tenía un corte profundo en una pierna. Yo no sé cómo me salvé".

Martín esperó seis minutos y suspendió el partido. Mientras, las corridas y los balazos continuaban. Luis Seveso, médico de River, en el vestuario le sacaba una bala de goma del párpado a Orellana. Y a la par martillaban varias incógnitas: 1) ¿Hasta cuándo los violentos harán de las suyas? 2) ¿Qué miraba la policía cuando fue roto el alambrado? 3) ¿Cómo es posible que la policía no haya pensado que enviando efectivos a la tribuna generaba aún más violencia? 4) ¿Si Martín jugó varios minutos con el alambrado roto, por qué luego no quiso continuarlo, pensando en que con la pelota girando tal vez los ánimos se hubieran calmado un poco? 5) ¿Por qué los jugadores de River le tiraron sus camisetas a la hinchada, que fue la que empezó los disturbios?

MOMENTO EN QUE LOS HINCHAS ESTAN COLGADOS EN EL ALAMBRADO. LUEGO BAJARAN PERO IGUAL INGRESARIAN LAS FUERZAS POLICIALES.

Segun LANACION. Noche de Furia. Por la goleada en contra, los hinchas de River quisieron frenar el partido y se pelearon con la policía; hubo graves incidentes, balas de goma y gases; una persona perdió un ojoEl reloj del partido se detuvo a los 21 minutos del segundo tiempo. Los violentos barrabravas vestidos de hinchas se encargaron de suspender una tarde de fútbol y transformarla en una noche de barbarie y desenfreno. La excusa fue la goleada 5 a 0 que Banfield le estaba infligiendo a River. Y algunos hinchas millonarios comenzaron su lamentable espectáculo.

Todo arrancó minutos después del quinto gol del Taladro. Varios seguidores de River se subieron al alambrado e, incluso, uno se metió en el terreno de juego a través de un hueco para llevarse una pelota. En ese momento, el árbitro Claudio Martín detuvo el juego y llamó a la policía para que solucionara el inconveniente. Fue una breve interrupción, pero que dio una señal de lo que vendría después.

Todo se repitió momentos más tarde. Los hinchas volvieron a encaramarse en lo alto del alambrado, con la intención de detener el juego. Martín volvió a suspender las acciones y llamó decididamente a los uniformados, a pesar del enojo de varios jugadores de River.

Dentro del campo, los efectivos se acercaron y empezaron a persuadir a los hinchas para que se bajaran del alambrado. Al mismo tiempo, desde la tribuna varios simpatizantes con poder de decisión les ordenaban a los inadaptados que descendieran. Y el alambrado se empezó a despejar.

Pero la calma se perdió definitivamente cuando otro grupo de agentes ingresó en la tribuna visitante para evitar que los hinchas se colaran en la cancha por el hueco del alambrado. Los policías se cruzaron con los hinchas, que les pegaban y les tiraban con los palos de las banderas. Comenzaron los disparos de balas de goma y, cuando se retiraban los efectivos, los gases lacrimógenos. Fueron minutos de caos, de desconcierto. De corridas y golpes. Y que tuvo su continuación en la calle, en la salida de los hinchas visitantes.

Para ese momento, el partido ya estaba definitivamente suspendido. Y de la barbarie se pasó a la angustia por los heridos que quedaron por los enfrentamientos. Cuatro personas que participaron de la gresca resultaron lesionadas; una de ellas (de la que no se brindaron datos personales y que anoche se encontraba internada en el hospital Santa Lucía) perdió el ojo izquierdo por un balazo de goma.

El comisario inspector Roberto Díaz, 2º jefe departamental, que estuvo a cargo de los 540 efectivos del operativo de seguridad, informó tras el partido que hubo 14 detenidos por los incidentes (cuatro de ellos menores) y que seis policías terminaron con contusiones.

“Yo no diría que el operativo fue bueno, pero sí que funcionó bien hasta que los hinchas de River hicieron todo para que el partido no pudiera seguir”, señaló Díaz a La Nacion. Fue otra tarde que debía ser de fiesta y terminó en violencia y barbarie. (Por Diego Quinteros)

MOMENTOS EN QUE COMIENZA LOS INCIDENTES. COMIZZO ENARDECIDO CON EL ARBITRO MARTIN. LAS FUERZAS POLICIALES TRATAN DE LLEGAR AL LUGAR DEL AGUJERO EN EL ALAMBRADO DEL LADO DONDE SE ENCUENTRAN LOS HINCHAS.
PEQUEÑOS ENTREDICHOS ENTRE LOS PROTAGONISTAS.
Agitando sus brazos y caminando rumbo a los vestuarios, Comizzo —visiblemente irritado— disparaba contra Martín frente a las cámaras de televisión y a algunas radios que habían invadido al campo de juego. "El árbitro está errado, papá (sic). Había que seguir el partido. Hablamos con el capitán de Banfield y teníamos la situación controlada. Los pibes de la tribuna (sic) ya estaban tranquilos. Pero no, metió a la Policía en la tribuna. El tiene la culpa de este quilombo", afirmó, casi que gritó Comizzo, y se enojó con un periodista: "¿Por qué no vas a la tribuna? ¿Sabés lo que sentís cuando te llenan de plomo?".

Los cronistas le trasladaron a Martín las opiniones del arquero de River. Y el juez respondió: "La situación no puede ser controlada por Comizzo, debe hacerlo la Policía. Hay un agujero en el alambrado, entró una persona y se robó una pelota. No se podía seguir. Me amparo en el reglamento". Más tarde, en la puerta del vestuario, amplió: "Estoy muy amargado por las consecuencias que tuvo la suspensión. Pero no se podía jugar más. Lo que yo pude ver fueron tres o cuatro hinchas colgados del alambrado, con la idea de terminar el partido. Hasta ahí, era todo normal. Pero cuando me avisaron que había un agujero en el alambrado, que un tipo entró en la cancha y se llevó la pelota, llamé al cuarto árbitro (Patricio Loustau) y le pedí soluciones a la Policía".

La mayoría de los jugadores no quiso hablar con la prensa cuando se retiraba del estadio Florencio Solá. Pero muchos dijeron cosas en el campo de juego. Y como Comizzo, la mayoría le apuntó a Martín (ver Que se dijo).

Algunos dirigentes de River se habían pronunciando en contra de jugar en la cancha de Banfield. Lo había pronunciado en la semana el vocal Jorge Carullo, en contraposición con el presidente, José María Aguilar. Y anoche volvió a manifestarlo el vicepresidente segundo del club visitante, Domingo Díaz: "Con todo lo que se jugaba River, acá no se podía disputar el partido. Y la AFA lo permitió". Aguilar sólo se limitó a decir: "Este es un tema muy profundo, un problema cultural. No puedo explayarme en este momento".

Carlos Portell, titular de Banfield, acusó al jefe del operativo policial: "Se contrataron 500 efectivos y me imagino que en el lugar de los incidentes debía haber cuatro policías por cada uno de los vándalos. Así que no me explico cómo no los pudieron controlar. Voy a pedirle un informe al responsable del operativo. Perdimos plata, como en cada fecha. Pero seguro que algunos nos van a caer a nosotros".
LA MAYORIA DE LOS HINCHAS INTENTAN SALIR POR LAS PEQUEÑAS PUERTAS DE ACCESO ANTE LOS GASES LANZADOS.

LOS HERIDOS ES INEVITABLE ANTE ESTAS BATALLAS CON POCA IGUALDAD DE CONDICIONES.

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